martes, 10 de marzo de 2009

un cuento creado de cuatro palabras

Se llamaba Chispita, el payaso con mejores dotes de actor en todo el circo. Desde los 13 años Chispita interpretaba al paramédico Dr. Chispita en el show de los martes en el circo del pueblo. Su papel de paramédico no era el de un simple doctor, pues Chispita le había dado a su personaje vida y personalidad, producto de una intensa investigación en la enfermería del circo, que lo llevó a una profunda obsesión con la medicina. Tal era su convicción de doctor que todos en el circo se referían a él como ¨doctor¨y su show se había convertido en un infomercial de medicina más que en show cómico.

Ese martes el circo estaba lleno. El anfitrión anunció con orgullo al Doctor Chispita. Cuando salió, las personas esperaban saltos y payasadas pero sólo tuvieron un serio personaje explicando la esencial diferencia entre las vacunas para tigres y elefantes. La gente empezó a abuchearlo una niña en la primera fila lanzó con sorprendente fuerza un afilado lápiz al astuto doctor. La punta del lápiz se clavó en el pie del payaso. Sin entrar en pánico, Chispita, convencido de sus destrezas como doctor, saltó lentamente a la jaula de los leones para utilizar una de sus uñas y sacar la encrestada punta. Cuando los verdaderos paramédicos llegaron al circo, el doctor Chispita ya era manco.

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